Hablar con señas, una forma de inclusión necesaria

Nuestra sociedad está diseñada para personas oyentes y esto limita el acceso a las personas a servicios tan básicos como la salud o la educación
La lengua de señas es, en manos de quienes lo domina, un lenguaje sumamente bello y expresivo para el que ni la naturaleza ni el arte han procurado a los sordos, sustituto satisfactorio en sus relaciones mutuas; es también el medio fácil de llegar a sus mentes.
Joseph Schuyler Long, educador
Somos seres comunicativos. Vivimos en una sociedad en la que es imposible no estar comunicados, y nuestra voz no es la única herramienta que utilizamos para interactuar con las personas a nuestro alrededor. A veces basta un gesto, una mirada, una sacudida con la mano para saber lo que el otro nos quiere decir. Y, ¿qué pasaría si los gestos fueran nuestra principal vía de comunicación con el resto del mundo? Bueno, hay personas que saben manejar muy bien ese idioma corporal: las personas sordas.
La lengua de señas mexicana (LSM) es una lengua oficial en México que, además de ser un medio de comunicación para la comunidad sorda, es un elemento importantísimo para la identidad de las personas sordas. La cultura sorda se integra por este conjunto de señas y brinda a quienes viven con discapacidad auditiva y a cualquier oyente un vínculo de entendimiento. Aunque es justamente este vínculo el que, en muchas ocasiones, se obstaculiza por la falta de conocimiento acerca de la cultura sorda.
Aprender lengua de señas es adictivo. Una vez que aprendes una palabra ya quieres saber cómo terminar una frase. Aprender de la mano de una persona sorda es todavía más gratificante, pues entiendes que compartimos más de lo que creemos; por ejemplo, hablar LSM no es lo mismo aquí que en el norte del país, porque como aquí decimos “chido” en vez de “chilo”, las señas también cambian de una región a otra.
Nuestra sociedad está diseñada para personas oyentes y esto limita el acceso a las personas a servicios tan básicos como la salud o la educación. Somos tercos en creer que son ellos quienes deben de adaptarse a nuestro entorno, y no sabemos que rechazamos la oportunidad de entender el mundo de otra manera. Por ello, es importante crear espacios en los que la inclusión sea indispensable y se construyan puentes entre la comunidad sorda y oyente.
Por El Informador
Créditos: informador.mx